Generación Bachillerato 2016-2019.
Exalumna de 1a Generación del Alberici.
Guadalajara, Jal. Méx,
13 de mayo de 2022
Mi Instituto Alberici,
son cada una de ustedes, gracias.
Han pasado 53 años desde la primera vez que entré al Instituto Alberici, en ese hermoso plantel pasé mi niñez y adolescencia. Fueron años inolvidables en los que gocé cada día. Llegaba la hora de la salida y yo no me quería ir de mi colegio, largo se me hacía el fin de semana y eternas las vacaciones, porque lo único que deseaba era estar entre aquellos muros acogedores.
¿Qué me atraía? No eran las paredes, ni los salones, ni el plantel bonito y nuevo que me tocó estrenar, como alumna de la 1a generación, tampoco eran las clases que recibíamos, esas, como niña, ni las extrañaba.
Lo que me atraía era la alegría de cada una de las religiosas, su sencillez y entusiasmo. Todos los días una de las hermanas, se turnaba en la puerta para recibirnos: con una gran sonrisa nos daba la bienvenida y siempre tenía< una palabra amable. En los pasillos, nos íbamos encontrando a las demás madres, que alegres nos sonreían y nos abrazaban. Era común ver a la hermana que tenía a los pequeños de kínder con uno en brazos y otro ya colgado de su pierna, todas con verdadero amor maternal.
En las filas, antes de entrar a clases, era emocionante formarnos, cantarle a la Vírgen María y ofrecer nuestro día. Luego recibir algunas instrucciones y pasar así en orden a los respectivos salones, donde nos esperaba nuestra maestra, otra religiosa alegre que nos hacía muy ameno el aprendizaje.
El Instituto Alberici fue, es y será ese amor que cada una de las Hermanas Pasionistas que han pasado por él en todos estos años, han derramado en cada uno de sus alumnos, día tras día, año tras año, generación tras generación, dejando allí su vida y su juventud.
Hoy después de 53 años he regresado a mi colegio, mi cabello ya es blanco por la edad, pero me sentí tan feliz y pequeña al ser recibida con el mismo cariño por la Madre Lourdes Margarita Mesa Mesa. Esa sonrisa que siempre la ha caracterizado, su amabilidad, su tranquilidad y disponibilidad para escuchar me han vuelto a conmover como cuando era niña.
De inmediato me presentó a la hermana Esther, y pude notar en ella también ese sello característico de las religiosas pasionistas hijas de la Venerable Madre María Dolores Medina Zepeda y del Padre Diego Alberici. Me di cuenta de que, mi Instituto Alberici seguirá adelante, mientras ellas conserven el espíritu y la espiritualidad de sus fundadores.
Estas Hijas de la Pasión de Jesucristo y de María Dolorosa, se han entregado de lleno a la educación de los niños, han consagrado su vida al Señor sin reservas. Cada una de ellas va dejando su vida a pedazos en el apostolado de la educación, nos han formado con amor, con respeto, compartiendo así sus conocimientos, pero sobre todo y ante todo, nos enseñaron con su ejemplo, que vale la pena amar y servir a Dios sobre todas las cosas.
Mi Instituto Alberici son las hermanas Pasionistas, cada una de ellas forma parte de mí, sus rostros, sus palabras y sus actitudes me han acompañado toda la vida y así a tantos y tantos niños –ahora ya mayores como yo–, que han pasado por ese plantel. Segura estoy que el mismo sentimiento de gratitud tienen todos mis compañeros, todos los alumnos y exalumnos del Instituto Alberici y de cada uno de los colegios de las Hijas de la Pasión de Jesucristo y de María Dolorosa.
Gracias, gracias a todas y cada una de ustedes hermanas, que con tanto amor y caridad nos han formado. Gracias Madre Margarita Mesa Mesa, por ser ese personaje tan importante en mi vida y en la de tantísimos exalumnos.
Su recompensa será el Señor y la satisfacción de haber donado su vida sin reserva alguna. Mi Instituto Alberici son cada una de ustedes, gracias.
Fátima Aldrete Francés